sábado, 12 de enero de 2013

Molesta

La semana ha sido... interesante... digamos.

Entre un proveedor de camisetas, un canadiense, la tensión por el estreno de la obra, mi jefa, la presidenta de la asociación y un par de decisiones que he tenido que tomar me han tenido un poco tensa.

Lo primero, empecé a delegar las tensiones, digo... las tareas, traté de organizarme lo mejor que pude y enfrenté cinco días de huracán.

Tratando de ser ecuánime, lo más que pude, siempre hay ciertas cosas que molestan más de lo que deberían, de todos modos, una tiene que acordarse que es un ser humano ínfimo y limitado que a final de cuentas... puede darse el lujo de las emociones. Todo está en tratar de controlarlas. Sin embargo, el jueves sucedió algo que me molestó... pero lo que me esperaba el viernes era aún peor.

¿Será que estoy perdiendo la tolerancia? ¿Será que estoy cansada? No lo sé, lo que si noté es que no solo yo estoy en esas... y los comprendo, pero hay que seguir, hay que terminar, hay que resistir.

La molestia terminó. Hay cosas que puedo cambiar y otras que no, no puedo engañarme de esa manera y quitarme la vida por cosas que no dependen de mí. Además, sigo rodeada, no solo de gente mala, hay toda una serie de personas muy buenas que  me hacen el día cuando todo deja de molestarme tanto.

Lo que tengo que hacer es resolver mis propias cosas.


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