lunes, 7 de enero de 2013

Nunca he odiado los lunes

De hecho es mi día favorito, no entiendo por qué a casi nadie le gusta, a mí me parecen encantadores, llenos de luz y azules. Me dan ganas de vivir los lunes.

Pero ESTE lunes ha sido complicado, lleno de movimiento vertiginoso y mi gana de agarrar todo con calma y como si nadie me afectara al final, si me afecta, en el interior.

A la 1:30 a.m. desperté con una pesadilla horrible y desde entonces no he podido dormir, un viaje de tres horas, calor y para variar olvidé mi bolsita de medicinas en casa de mi madre... 

A penas son las 2:41 y a estas alturas ya tuve la visita de los cooperantes, he taloneado proveedores de camisetas, he tenido cuatro mini reuniones con mis compañeros para organizarnos en esta semana de locura y todavía fuimos a almorzar para no sucumbir ante la inanición. Sumado a esto, parecer ecuánime y serena cuando siento que quiero explotar cuando la paciencia me abandona y veo a Karina a mi lado derecho bailando al ritmo de la música que le ponen a la llamada en espera de un banco, a mi izquierda está Nelson Arturo que nunca termina su parte del informe de la SEC, Stef me está preguntando de qué hora a qué hora va nuestro turno de hoy... y yo pienso en que no tengo blusa ni zapatos negros para el acto formal y protocolario del jueves... ni tiempo para ir de compras. Koky me pregunta cómo se escribe "a cabo" pues él pensaba que se escribía "acabo" y resulta que al fin y al cabo... yo cometo tantos errores de ortografía. Soy un desastre... no, no... en realidad no lo soy, solo me siento así.

Y la gente me ve, piensan, la KR está bien fresca escribiendo, no la vemos inmutada... y más no saben que estoy desahogándome en este post, por no gritar y salir corriendo despavorida a mi casa y no regresar hasta el sábado, a la hora de la función.

Me lo ha dicho Jennifer: "yo estuviera más que estresada con todo eso que tiene que hacer". No sabe todo lo que pasa por mi cabeza en este momento. 

El problema no es tener mucho qué hacer... no... el problema es que no puedo concentrarme y lo sé... lo sé perfectamente... ahorita no se me ocurre nada para redactar, tendré alguna magnífica idea a alguna hora guajira. 

¿Cómo no enloquecer en algunos días como hoy? Cuando todos agarran mis lapiceros, mi lápiz, mi borrador, mi regla del escritorio, cuando la 129 se vuelve una dimensión de mareos y malestar, cuando el calor está insoportable, cuando todo, todo, todo se ve magnificado.... ¿cómo?

No me hagan caso, creo que al fin, la mayoría me contagió de ese "Síndrome de Lunes", ya me pasará... luego de escuchar a Charly...




No hay comentarios: