miércoles, 2 de enero de 2013

Irme

San Salvador pierde su encanto cada vez, no sé si es que me estoy poniendo vieja o que paso demasiado ocupada como para encontrarle el encanto de nuevo.

En estas vacaciones pasé tres veces por la carretera de Los Chorros, comprobando mi buena decisión de trasladarme de manera cuasi permanente a Suchitoto.

Las vacaciones fueron variopintas... trabajé, descansé, estuve con la familia, estuve con los amigos, estuve sola... caminé, tomé fotos y leí bastante... no vi tele (creo que me ha quedado la maña de no tener aparato atontador en Suchitoto), fui al cine, cociné y comí como descosida...

Pasé el domingo en estado de invernación y solo me levantaba para tomar agua y comer... y pasé días en vela. Me gusta ser extremista... da tiempo para ver atardeceres y amaneceres en menos de doce horas.

Es hora de irme, de armar la maleta y colocar todo en su lugar en mi mochila y caminar hacia mi otra casa, donde me espera una delgada capa de polvo para quitar, una refri que descongelar y muchas hojas del almendro por barrer. La oficina me espera, con sus números, sus estadísticas y las historias de niños y jóvenes que reciben música, pintura y arte. Me esperan más accidentalidades que reportar en este espacio vacío de bytes y letras, me espera la vida para seguir viviéndola.

Este tiempo ha sido bueno. De verdad.... nos leemos luego, cuando aterrice allá.

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