domingo, 21 de noviembre de 2010

El silencio de la casa

Todos se han marchado, verificaron que vivía aún luego de 32 horas de desaparecimiento en mi cuarto... me dijeron... "ahí queda comida"... como si fuera a comer!

Y esta casa que ya es silenciosa se sumergió, conmigo adentro de sí, en un inmenso lago de silencio sepulcral... no importan los pájaros cantores, ni el ligero crujido de las plantas mientras crecen, no es perceptible en este instante el rastro que dejan los astros... ni el paso del frío que arrastra cada rama de cada árbol que me rodea... nada tiene sonido... nada.

Ni siquiera tu mirada posee sonido, fijas tus ojos sobre lo que escribo, me observas, estás atento al movimiento de mis dedos mientras tecleo, te llaman la atención mis uñas carmesí, quieres saber quién soy, qué hago... hacia dónde voy... es hasta entonces que me percato de tu presencia hermoso minino.

Te invito a quedarte, al parecer tengo éxito contigo, arisco y magnífico animal, te acomodas para quedarte un rato a mi lado, sabes que necesito soledad, pero no tanta... pienso en el nombre que te queda bien, a lo mejor Poe sea el adecuado, desde hoy la sociedad te conocerá con ese nombre, sabrá que te intereso y que me interesas... que ambos existimos en la misma dimensión aunque en diferente forma, eventualmente me acariciarás y luego te irás... eventualmente te ignoraré y luego te echaré de menos, ambos sabremos que nos unen el silencio y esta canción.

No hay comentarios: