miércoles, 3 de noviembre de 2010

No se puede ir contra la naturaleza

Mi mamá se espanta... creo que cada vez se convence que ya a los 33 poco remedio tengo... y que si logro cambiar algunas actitudes es después de un proceso de aceptación y de convencimiento para que dicho cambio se manifieste.

Yo me había desviado del camino original, fue bueno... no lo niego... conocí lugares, personas y  situaciones especiales, algunas fueron importantes y ahí tendrán su lugar especial en mi vida, otras... ash... ya se fueron y punto... ya no hay que seguir pagando karmas.

El domingo fui a visitar a una familia amiga, sentir que puedo hacer cosas que otras mujeres no pueden, que puedo querer gente sin esperar nada, que puedo cocinar algo... que puedo caminar sola aunque otros me rodeen... que poco a poco voy regresando a mi naturaleza básica y simple y sentir que la vida es buena y que puedo estar agradecida por todo en cuanto me pase porque es oportunidad de aprender más cosas... sentir todo eso.. es como una droga... es adictivo.

El tiempo deja marcas, yo tengo varias ya en la piel... la mayoría no las puedo borrar, pero desde que cumplí 20 años hubo una marca característica de mi naturaleza por la que opté... la primera me la dio Pedro, era un simple hilo color lila que me amarró con un nudo ciego en la muñeca izquierda... estuvo ahí en buenas y malas, recordándome que no debía desviarme de mi misma.... pero no sé ya ni por qué razón, me la quité hace poco más de un año... me la quité y no me la puse más... hasta ayer... la encontré, es del tamaño adecuado, no es roja, tampoco es negra, pero tiene de ambos la fuerza... y este simple y ridículo símbolo estará en mi muñeca izquierda durante el tiempo que dure mi naturaleza.

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