jueves, 31 de enero de 2013

¿Pendeja o no pendeja?... ese es el dilema

El tema me había estado dando vueltas en la cabeza desde hace un par de  días, cortesía del apartado sobre género del informe del proyecto que estoy redactando, sumado a una conversación que tuve con un amigo y rematando con un correo que me cayó esta madrugada; por si todo eso fuera poco, además encontré un artículo muy bueno sobre insultos a las mujeres (que pueden leer AQUÍ).

El asunto es que, como lo señala el artículo, el lenguaje en sí mismo no es machista, ni misógino. Somos nosotros los que damos una connotación específica y acá viene el tema sobre los insultos a las mujeres. Debido a una acción concreta de MD, la cual fue muy criticada, la columnista hizo una reflexión sobre los insultos realizados a mujeres, por mujeres. 

Es un hecho demostrado que somos las mujeres, las que tenemos el poder de dejar un legado, ya sea a través de educar a las nuevas generaciones, o las que fungen como comunicadoras y en parte también, las que no somos de ninguno de los anteriores grupos, las que propiciamos y heredamos el machismo. 

Referirnos al machismo es hacer mención de actitudes y comportamientos ya muy establecidos: golpes, malos tratos y abuso sexual, pero casi nadie dice nada sobre el lenguaje, y acá no solo está la cuestión de la invisibilización, que si hay que incluir a ambos géneros en los discursos, textos y otros medios de expresión, es poder caer en la cuenta que a través del lenguaje es que se marcan esterotipos y prejuicios.

Vamos a lo que nos toca, yo he insultado a otras mujeres, abierta y públicamente, lo he hecho y lo he sostenido reiteradamente. No desde hace poco, desde muy joven tuve esa mala costumbre. Confieso que cuando alguna mujer no cumple mis altos estándares de calidad la he calificado como pendeja. PENDEJA.

Quizá sea porque desde pequeña siempre me enseñaron que lo importante era lo intelectual, el insulto más grande para mí es decirle así a las personas... a las mujeres... supongo que para otras mujeres, que tienen como estándar de calidad de vida la moralidad... el insulto muta y se vuelve puta. PUTA.

Nunca le he dicho puta a otra mujer, no me agrada, de hecho... esta semana tuve una seria discusión con Iba Pasando sobre el tema de la prostitución... y eso que hablábamos de sexo servidoras, sin connotación moral. 

Pero si, le he dicho PENDEJA a varias mujeres... y he sido incoherente en esto, totalmente. Porque si la capacidad intelectual de la persona está en tela de juicio no es la forma de expresarse, me he vuelto abusiva con alguien que no puede defenderse, o he cometido un error si dejo que otra mujer dude de mi capacidad intelectual. El hecho es que es políticamente incorrecto hacerlo. Además... qué arrogancia más grande es creer que soy intelectualmente superior a las demás. 

No puedo regresar las palabras salidas de mi boca, no voy a disculparme con las mujeres que ya insulté, porque ya ni las veo.. y no creo que estén esperando que lo haga en realidad. 

Lo que me queda es no seguir con ese patrón cultural machista, que me parece más válido y concertador que estar poniendo las/los cada tres palabras en un informe. Y asegurarme de que las mujeres a mi al rededor se den cuenta que hemos estado equivocadas, que no es una forma de defensa utilizar ningún insulto... y menos estos dos... patriarcalmente heredados. 

Nota: este post tendrá segunda parte... pronto. 

2 comentarios:

iba pasando dijo...

(^_^)

iba pasando dijo...

Con esa niña Virginia he cometido un par de "osos" platicando con ella..