Dicen que dicen... que descansó al séptimo día, si lo pudo hacer que bueno, porque heme aquí en pleno día domingo... trabajando.
Y sería justo que Él se tomara su día... nadie es de hule y me imagino de tanta creación había quedado un poquito agotado, no importa si se tardó solo seis días o millones de años... este mundo es bien complejo y eso que en ese entonces, había menos gente que hoy, en especial la gente loca.
Dios es una bella idea, ya lo he dicho... no sé si Joaquín tiene razón, nunca se la he dado del todo... aunque a veces se ha acercado... y posiblemente yo NUNCA ejerza mi segunda profesión, pero algo he logrado visualizar en tanto tiempo de estudio teológico... Dios me gusta.
Y es que tuve que pasar por un proceso de demolición estructural de todas mis ideas de la infancia, con todo eso que implican los sacramentos y la práctica rutinaria de una religión. Tuve que atragantarme no sé cuantas horas de clases con el P. Sivatte para conocer solo un poquito de historia y no sé cuantas regañadas del P. Chente para decirme que no... que los primeros cristianos no eran unos proscritos en realidad... y ya no se diga del P. Sobrino, el que nunca se bajaba el sueter, ni en mediodia y que me reveló lo más bello, Dios se hizo hombre... y ese hombre fue capaz de sentir en toda la dimensión humana la soledad, la tristeza y el abandono de los amigos... algo que yo también he soportado.
No me pregunten si soy de una religión... no lo sé... creo que de todas me echarían al solo empezar a plantear algunas ideas que tengo. Solo Dios sabe... literalmente.
Hoy amanecí pensando en Él, o en él... como el lector quiera ponerlo, no creo que a él le moleste eso de las mayúsculas y las minúsculas... andará mas atareado en otras cosas. Pensaba en mi silente colchon metafísico que ha de estar cansado... que a lo mejor le vendrían bien unas vacaciones... irse al mar y tirarse de espaldas sobre la arena y solo cerrar los ojos y dejarse tostar un rato y escuchar unas cancioncitas... no necesariamente religiosas, pero que le mostraran que, de alguna manera u otra, en bien o en mal, la mara se acuerda de su ser.
Les dejo siete, por aquello de la perfección, siete canciones que nos hablan, de Dios, del ser humano, de sus diferencias, de la fe y de la muerte, porque al fin al cabo... en ella TAMBIEN esta Él.
Besos Dios, y tené un poco de paciencia, pronto nos iremos al mar juntos.
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